Tres niños del Couto
vestidos de pastorcillos para la procesión
Fátima 2021
Cuando escribo esta entrada, parece que de nuevo no va a poder ser la procesión, o de hacerse tendrá que ser con muchas limitaciones por cuestiones sanitarias.
Para los Ourensanos y principalmente para los vecinos del Couto, sería una gran pena, pero la Señora lo entenderá. Sea como sea, el barrio lo vivirá como todos los años.
Hoy se me ocurrió recordar cómo empezó toda esta aventura, y aunque en más de una ocasión (y porque coincidía con mi nacimiento) acepté el año 62 como el del comienzo, se debía al hecho de que ese año se inauguró el santuario. El paso anterior había sido el año 52 en que se realizó la primera procesión en la ciudad, como continuación a las que había hecho por la provincia desde su llegada el 30 de Mayo de aquel año 1948.
Pues tampoco me quedare en esa fecha, en justicia creo que debemos
irnos al 10 de enero de 1947, momento en el que se coloco la
1ª piedra del Santuario. (que nadie se ofenda por obviar todos los prolegómenos que condujeron a ese
momento desde el muy lejano 1935 en el que el Obispo Cerviño planteó la
necesidad de dotar a este barrio emergente de un templo, pero las
circunstancias, de manera impetuosa lo impidieron). Doce años después, y el empuje de otro Obispo,
Blanco Nájera. ¡Bueno! y el empeño de un sacerdote
imprescindible en toda esta historia, Monseñor José Álvarez González, hicieron
que arrancara la historia.
El Obispo Blanco Nájera bendiciendo el templo el día que se colocó la 1ª piedra |
Si se os ocurre revisar viejos periódicos, (cosa que hacemos algunos locos...), no os sorprendáis, al ver que la noticia decía así:
"A las once de la mañana en la barriada del Couto se
celebro la bendición y colocación de la primera piedra del que va a ser templo
parroquial de San Francisco de Regis".
Tiene su explicación: años antes en el obispado se comenzaron a recibir peticiones de abrir una nueva parroquia que diera servicio a todos los trabajadores que comenzaban a poblar esta céntrica zona. No se demandaba inicialmente la construcción de un templo, si no que aprovechando la Capilla que Doña Angelita Varela había hecho construir en el que iba a ser asilo del Santo Ángel, podría servir para el culto. No tuvo nadie inconveniente y así se creó la parroquia de San Francisco de Regis con sede en el Santo Ángel; como prueba están las campanas del Santuario que como ya se habían encargado cuando se decidió el cambio de titular del templo, hoy suenan con ese nombre de San Francisco de Regis.
Desde aquel día, fueron
incesantes los trabajos y donaciones que para llevar a término la obra se
sucedieron, no hubo vecino del barrio que en la medida de sus posibilidades no
colaborara. Se podría escribir un libro con todas las vicisitudes que conllevaron
estos trabajos, muchas ya las conocéis, la recolección de cobre, níquel plata e incluso oro; con estos últimos se
hicieron muchos de los adornos y objetos del culto, (copones, lámparas etc.), la asignación de piedras (aun hoy identificables gracias al riguroso
control que llevaba don José, que reunió todos los datos de aportaciones en un
libro), venta de lotería, la
edición y venta de la Revista el Mensaje de Fátima, y un sin fin de ocurrencias
mas que, con gran esfuerzo al final dieron su fruto. Hoy me apetece contaros
una de las maneras que Don José con apoyo de sus amigos los vecinos
tenían para poder trabajar (según dicen
algunos viejos del lugar...a saber qué hay de cierto en ello.): "como podéis imaginar en
aquellos años, el tema económico era problemático, pero en ocasiones incluso
aun pudiendo pagarlo, no era sencillo conseguir materiales de construcción;
coincidió que el Obispo Nájera, en aquel tiempo también había decidido dotar a
la diócesis del nuevo Seminario, y para esa obra, tomo la decisión de que fuera
principalmente el Obispado quien cubriera los costes. En esa tesitura, era
frecuente que los camiones cargados con el material para el Seminario, tuvieran
que pasar por la calle Ervedelo, justo delante de las obras del Santuario, y
claro la calle sin asfaltar, los vehículos ya muy baqueteados y con tanta
carga, no era extraño que se quedaran atorados en el fango, por fortuna
los obreros del Santuario y los vecinos que por allí anduvieran, prestos se
ofrecían a echar una mano al transportista, y como podéis imaginar la mejor
manera de liberar al camión era aligerando la carga; carga que ya se quedaba
para las obras de Fátima, cualquier otra opción hubiera sido una pérdida de
tiempo. (El obispo Nájera en
ocasiones se enfadaba, pero con don José esos enfados no llegaban muy lejos).
Hay quien dice que
en aquellos tiempos incluso en los más tórridos días de verano, delante del
Santuario era fácil que hubiera un barrizal, ¿sería una cañería que se
rompió???? O la Santiña.....
Perdón por la broma y felicidades a
todos los vecinos de Ourense. Y del Couto en especial en este Día.