Anuncio del 65, año de apertura del
negocio que como veis ocupaba el local conocido de San Miguel, y otro que
pocos recuerdan en Cardenal Quiroga. |
El Carroleiro toda una historia
Algo que suele pasar desapercibido, es que este tipo de negocio con
frecuencia familiar, tiene en ocasiones una longevidad extraordinaria: también
es cierto que a pesar del cambio de propietarios, en muchas ocasiones el nombre
del negocio se mantiene para aprovechar el tirón que la fama anterior
proporciona.
Este
ha sido el caso del mítico Carroleiro que desde el 65, sobrevivió mil batallas
hasta que sucumbió creo que en 2017 (que me corrijan los entendidos, si no recuerdo mal,
tuvo un lapsus de uno o dos años en los últimos tiempos, en los que acogió una
tapería llamada O Catorce, recuperó el nombre y en ese año 2017 aprox. paso a
llamarse Asador de Roa, negocio que cambiaba de ubicación por lo que ya gozaba
de prestigio propio). Lo que no
puedo decir, es que ha ocurrido con los dibujos de Virxilio y obras de Arturo
Baltar que lucían en la inauguración aquel 10 de octubre del 65. Un año de
trabajo supuso para los artistas (con la dirección de Manolo Conde) integrar su
arte entre las mesas y fogones del local. Lo que me hubiera gustado es haber estado
ese año aunque fuera de pinche. Conociendo a Manolo Santamaría con su gusto por
la cocina de producto excepcional, y el buen diente de los artistas, casi me atrevería
a afirmar que alguna jornada de trabajo fue interminable y seguramente a las
horas de la comida se dejaran caer otros de los artistiñas: Vidal Souto,
Quesada y Carlos Viejo eran también muy amigos....
Manolo
después de ese rodaje en sociedad abrió el Mesón das Caracochas en Bedoya y
desde allí siguió acogiendo a los artistiñas, y algo novedoso, convirtió l
restaurante en sala de exposiciones en el 71 exposición de Carlos González Villar
y su esposa Marisa Rosa Caporale en el 72 fueron dos artistas que comenzaban en
el mundo del arte, una andadura que aún persiste, Maite y el original Jerónimo de Vicente este
casualmente presentaba su cuadro As ruinas das Caracochas.
Recupero hoy
este histórico negocio, porque cayó en mis manos un interesante artículo que a
finales de los sesenta se publicó en la revista "Chan", bajo la firma
de: José Fernández Ferreiro. Donde se cita este local como
"excusa" para hablar de un personaje con historia.
Los estudiosos del gallego saben que Carrola es una de las maneras de denominar al fruto del nogal en nuestra tierra. Con lo cual el Carroleiro seria el lugar donde abundan los nogales. Pero también el apodo de un personaje con muchas historias, dedicado al Ourensano oficio de Afilador y paragüero
Salón principal, donde estaba instalado un horno de leña, al fondo se ve
el que supongo una de las obras de Virxilio y en la columna una obra de
Baltar |
Y a
pesar de que Fernández Ferreiro, no cree que el bautizo de este restaurante,
fuera por nuestro afilador, yo conociendo al amigo Manolo Outeiriño "Santamaría"
uno de los primeros propietarios del local, no lo descarté. Fue así como encuentro
en prensa que al menos se acordaron del Mesón del Carroleiro que en Castadon
(en los 40), había abierto Ramón el hermano de nuestro personaje.
Carroleiro o José el de Rubiacós (nacido en Santa Cruz de Rubiacós), fue uno de los más famosos afiladores de nuestro Ourense, que empujando su "parafusa" (rueda), recorrió medio mundo, a su lado en ocasiones casi una docena de "mutilos" (aprendices), que sabiendo que no era vida fácil, no dudaban en coger camino.. Quedarse era menos fácil aun.
Salón de la planta superior, la
fotografía de la pared me atrevería a decir que es obra de Foplas |
Uno de esos mutilos, era un gallego que con el tiempo llego a ser uno de los más importantes hombres del cine a nivel nacional, Cesáreo González (Suevia films), quien tenía familia en Espartedo, Nogueira de Ramuin y de ahí su relación con Carroleiro. Cuentan que José era un bohemio, que se escudaba en su trabajo para andar a la aventura; se hablaba de que su prole era larga pero solía llevarse con él a los mayores y aunque no es que se preocupara mucho de ahorros, al regreso de sus viajes traía lo suficiente para que la familia subsistiera hasta el siguiente, y él, poder descansar de sus viajes en fondas y tabernas.... Sus pupilos coincidían en afirmar que si en algún momento se pasaba hambre el ultimo en comer era él, los mutilos siempre primero.
En alguna ocasión los franceses intentaron disputar a nuestra tierra el honor de ser cuna de los primeros afiladores, pero no existe ninguna duda, en el Hermitage conservan una de las obras del pintor Antonio Puga (Orense 1602-1648), siglo XVII que representa un Afilador, y si me permitís divagar, otras dos obras de ese autor podrían tener relación con el oficio. Aquí os las dejo, El Afilador y quien podría ser el personaje y otro cuadro de un mutilo.......