Aunque me encante recopilar estas fotografías y profundizar en nuestras historias, no dudo que el Progreso (salvo contadas ocasiones), no debe tener puertas cerradas. Por una cuestión "romántica", mis paseos por la ciudad y principalmente por las calles antiguas, suelen ir acompañados de flashes que me facilitan imágenes como la de hoy.
Hacer la compra en aquellos tiempos de comienzos del XX, antes de que nuestros próceres, decidieran concentrar todas las "secciones" del mercado en un único edificio allá por los 30 era lo ideal para pasear toda la ciudad.
La plaza de la Verdura (Magdalena), del Pescado (das Damas), do Carvom (Hoy desaparecida, se llamo también del Recreo, delante del Café Latino), De la Leña, (plaza Manuel Sueiro), Del Centeno (cruce Gloria con Santa Eufemia), Pan Trigo (cruce Juan de Austria con calle de la Paz), no confundir con la plaza del Trigo que sale en la fotografía; y unas cuantas mas que aunque no tenían nombre "apropiado", servían de punto de venta: del Pan (en la calle de la Barrera), patatas y cebollas en (plaza de San Marcial). Son mas pero mejor no aburriros con datos; hoy mi intención era: por un lado compartir un dato que me facilita la amiga Mari Luz Gonzalez (esposa de Silvio Perez), ella me recuerda que la señora que montaba su puesto de venta de santos y escapularios y demás objetos religiosos, era conocida por Señora "Rosareira", mi duda es si el nombre se debe a que vendía rosarios, o si era nombre real???.
Y por otro lado imaginar como seria la vida en esos mercados.
Se me ocurre que habría que pensar en diferentes claves: 1º. La señora que acompañada del personal de servicio de su casa, se limitaba a lucirse y ver que había en los puestos (de lejos) para como mucho, indicar que le apetecía esto o aquello y que un criado se encargara de discutir con el vendedor, adquirirlo y llevarlo a casa. 2ª Otra opción es la de la señora que sin tener servicio, tenia que encargarse ella misma de la elección negociación y transporte. 3ª opción en cuanto a compradores, era la de los criados o mandaderos que acudían ya directamente con el encargo de adquirir tal o cual producto. a ellos se podían sumar a muchos chiquillos que por necesidad deambulaban por los mercados ofreciéndose a quien tuviera necesidad de algún recado; entre esos se mezclaban la mayoría de golfillos de la ciudad siempre atentos a "cazar" algún articulo.
Por el lado de los vendedores la variedad que me imagino era tal que lo dejare para otro dia que me sienta inspirado....