La Calle del Villar, foto Reza |
Nueva entrega de las "colaboraciones" que don Manuel Rego Nieto va a tener con ourensenotempo por medio de su libro "Orense".
En esta ocasión nos presenta una de las calles que dieron origen a nuestro Ourense, la del Villar, y si me lo permitís haré una aclaración, porque erróneamente muchos son los ourensanos que identificábamos esta ancestral calle de nuestra Auria, con el barrio que acogía a las chicas de "Vida alegre" y ciudadanos de moral escasa.
No se si la moral era escasa, pero lo que si se es que las chicas no tenían precisamente muchas alegrías en sus días, y ni siquiera era esa calle la que acogía principalmente a esas trabajadoras, esos negocios se ubicaban en la plaza del la Herrería, y las calles Cervantes y Pelayo , lógicamente todo el entorno era susceptible de.... pero lo mas llamativo del barrio estaba ahí.
También hay que entender las palabras de don Manuel en la época que el vivió; si el la recuerda ya en decadencia, hoy se entristecería mas porque, ya no las chicas, sino prácticamente todos los negocios que poblaban la zona han desaparecido; hoy todo el barrio esta deseoso de un renacimiento imprescindible...
De la calle del Villar solo el tramo que corre por la plaza de la Herreria era "dudoso".
Pero dejemos que sea don Manuel quien nos describa la calle:
"En nuestro caminar por el Orense de los recuerdos, llegamos luego de la Plaza Mayor, a la del Villar.
Esta rúa orensana, empedrada estrecha y vieja, llega hasta el jardín del Posio, después de dejar a su izquierda la plaza de los Zapatos (Herrería), Pelayo, Plazuela de la Trinidad y García Mosquera.
Bien saben los orensanos que la calle del Villar, fue -- y todavía es, aunque en menor medida-- una calle "alegre". Señoritas ejercientes del mas viejo oficio del mundo, dieron y dan colorido mundano, quizás en plena decadencia en las formas. Tienen estas damas una advocación por ellas custodiada, y que dejara escrita Otero Pedrayo: "Nosa Señora das Burgas que dinantes estivo no Posio e procuraron millor compañia de mulleriñas do povo".
Los días de feria, siete y diecisiete, todavía en la plazuela de los Zapatos se pueden adquirir unos zuecos, y en la de la Trinidad -- el rastro orensano-- toda clase de objetos antiguos viejos y olvidados...
Ya no existe, ahora en la calle del Villar, repleta de comercios de tejidos, la tienda del "Rufinito" donde podían adquirirse en nuestros años de adolescencia: bolas, chiflos, peones, petardos... ya se fue a mejor vida aquel músico que tocaba el saxofón en la banda municipal, Cesar Quintela, y que el pueblo bautizara con el apodo de "Beethoven". También faltan en su barbería clásica los hermanos "Caloyo", uno tocador del violín en el desaparecido café "Bilbaina". Queda por allí , Florentino -- no necesita apellidarse-- que en tiempos de la dictadura sabia afrontar con su mascara la prohibición de unos carnavales que volvieron.
Es la rúa del Villar, un apéndice de la parroquia de la Santísima Trinidad, cuyos párrocos que recordaremos Don Isaac y don José Gonzalez, este aun vivo, supieron hacerse querer y respetar de todos y muy en especial de las mujeres de vida libre que "coexistieron" con vecinos y párrocos, en un mutuo respeto, cada uno a lo suyo.
Contaban gentes de los años 30 y muchos, que habiendo acudido el por entonces párroco de la Trinidad ya aludido, don Isaac a Roma y preguntado a su regreso por la impresión que le causara la Ciudad Eterna, dijera, como quitando importancia: "Si vades eli, perdedes a fe".
Rúa del Villar, camino del poniente orensano. paralela a la calle de Colon, y desde el centro de la ciudad nos encamina hasta el jardín del Posio del que otro día hablaremos.
Espero que estas historias de don Manuel os gusten lo mismo que a mi......