Fotógrafo Amador Regueiro
Circa 1960
SERA1960000039
El paraíso de los fotógrafos
Papel, Archivo Jesus Espada
Detalles: Las cámaras fotográficas, desde aquella rudimentaria caja que permitió a Daguerre obtener la primera fotografía, fueron experimentando un rápido y espectacular cambio hasta el día de hoy.
En ese tránsito hubo varios momentos de singular importancia. Los minuteros fueron pioneros en popularizar la fotografía callejera, pero la aparición de las primeras cámaras compactas supuso un gran cambio. (En España fue a partir de la posguerra, cuando comenzaron a verse estas cámaras aunque el boom real surgió a mediados de los 50)
El minutero tenía la ventaja de poder entregar su trabajo de manera “casi” inmediata, pero a cambio de una reducida calidad, un complejo método de obtención de copias y poca movilidad. En cambio el “fotógrafo callejero”, o LEIQUISTA, (Leicanista ninguno de los dos términos que yo sepa es oficial) disponía de una gran libertad al utilizar los rollos de película que permitían múltiples tomas y al mismo tiempo al revelar en laboratorio conseguía una calidad superior en sus trabajos; eso sí, la entrega de la foto se retrasaba unos días. Desde
En Ourense tuvimos un importante plantel de fotógrafos Leiquistas de las que poco a poco iremos viendo sus trabajos, Rizo, Arturo Cudeiro, Fernández, Eloy, Cardoso, Covelo forman parte de una larga lista de profesionales que tenían como fuente principal de ingresos los encargos de retratar bautizos, bodas y demás fiestas familiares, pero al mismo tiempo se situaban en puntos estratégicos de la ciudad (sobre todo los días festivos por aquello de que la gente iba mas “arreglada”), Obispo Cesáreo, el Posío, y el puente nuevo eran algunos de sus “puestos” de trabajo, pero sin duda el más conocido, es el de la zona de los jardinillos del Padre Feijoo lo que me gusta llamar “el paraíso de los fotógrafos”.
La foto de hoy me la presta el amigo Suso Espada y muestra a tres jóvenes ourensanos, precisamente en los jardines del padre Feijoo, el fotógrafo era uno de los grandes, Amador Regueiro.