viernes, 4 de febrero de 2022

Aquel terrible 1918

 Ourense desde la finca SaS, Postal doble del cuadernillo de La Región 1918

Ourense 1918, el Año de la GRIPE


No es la primera vez que en mis lecturas decido viajar al pasado y centrarme en un momento concreto de la historia, en ocasiones descubres que lo que tenias en la cabeza como identificativo de ese momento, sin duda lo fue, pero no lo único.

Hoy si queréis daremos un paseo por el Ourense de 1918, un momento crucial en la historia mundial: se vislumbraba con esperanza el final de la 1ª Gran Guerra, pero todo quedaría ensombrecido por la mayor epidemia que asoló al mundo la de la Gripe “Española”, pero si me lo permitís pasare de puntillas por esos acontecimientos y nos centraremos en nuestra Auria.

Nuestros bisabuelos, esperaban que fuera un año marcado principalmente por dos eventos, el primero de ámbito cultural y religioso: en el mes de abril se celebraría el Centenario del fallecimiento del Cardenal Quevedo, quien aun a día de hoy consta como el Obispo que mas años estuvo al frente de la diócesis Ourensana (
42 años), promotor del Seminario, y otros muchos meritos en la diócesis, pero no por ellos pasó a la historia, sino por su papel como asesor de reyes, y actor fundamental en los primeros pasos de las Cortes de Cádiz, (1812), donde se promulgo la primera Constitución española “la Pepa”.  En su honor la Comisión Provincial de Monumentos, organizó un acto cultural en el Instituto con participación de lo más granado de nuestra cultura, Marcelo Macías y un Joven y talentoso, como lo definía la prensa, Vicente Risco entre otros, los festejos culturales se complementaron con la publicación de un numero del Boletín dedicado de manera integra al Cardenal. En la parte religiosa, la Catedral y el Seminario se abarrotaron de fieles arropando a los Obispos de Astorga y Tuy que junto al Ob. Illundain presidieron los actos.

De otro estilo pero también de suma importancia para la ciudad fue la segunda efeméride de ese año: La inauguración del Puente de Hierro (Puente Nuevo) en el mes de junio, después de una muy larga espera (el proyecto de Martin Diez de la Banda comenzó en 1909 y las obras en 1912), afianzándose mas si cabe la unión de Canedo y Ourense (de aquellas aun Concellos separados). Solo como curiosidad citar que por algún motivo que desconozco, a los actos inaugurales no asistió la representación política que sería de esperar; como es lógico autoridades locales asistieron en pleno, pero de las nacionales únicamente el diputado por el Barco señor Barber estuvo presente y el Sr. Vicente Pérez se hizo representar por Mosquera Caride  (primer teniente de alcalde).

     Permitidme que remate la cita de esos grandes fastos con la inauguración del busto dedicado a Lamas Carvajal en el Posío como afirmaba su viuda: en el rincón preferido del poeta. Años después (1949) y aprovechando el centenario de su nacimiento se reinauguró sustituyendo el austero pedestal obra de Jesús Soria, por otro más vistoso obra de Failde en el que lo escoltan dos galleguiños. También se cambio de sitio en varias ocasiones, pero en Ourense ya sabemos que eso era frecuente.....

     Pero vayamos a pasear realmente por la ciudad, contaba en ese momento con no más de 17000 almas (en la provincia eran más de 400.000 habitantes. Por si queréis comparar en enero de 2020 la ciudad tenía 105.000 empadronados y la provincia 306.000). Dedicadas al sector servicios y manteniendo vivas muchas de las costumbres de su pasado agrícola y ganadero; a pesar de los muchos bandos y ordenanzas que se publicaron en aquellos tiempos, prohibiendo la cría de animales, muchos sótanos de la ciudad y pequeños huertos de las traseras urbanas estaban poblados cuando menos de gallos, gallinas y conejos, aunque sin rebuscar demasiado se podían encontrar gorrinos y otros “amigos comestibles”. De la educación se ocupaban ya casi todas las órdenes religiosas que a día de hoy siguen activas, Carmelitas, Salesianos, Maristas... (Estos últimos en concreto ese curso 18-19 cedieron sus instalaciones en la actual subdelegación de defensa para el hospitalillo abierto por la Gripe). Y aunque en grupos más reducidos había otros colegios privados que aun hoy se recuerdan: Hermanos Villar, Colegio Modelo de Ángel Ferrin, El León XIII de los hermanos Núñez de Couto que también ofrecía internado. En estos era frecuente que los alumnos de primaria secundaria y bachillerato compartieran instalaciones con opositores y otras modalidades de enseñanza (refuerzos etc.). Y hablando de oposiciones, la tradición que aquí tenemos de formar funcionarios, ya viene al menos de aquellos tiempos, Don Antonio de las Cuevas dirigía la Academia Geómetras del Catastro, en prensa aparecía también otra de nombre impronunciable, el Liceo Poliglótecnico, donde preparando la oposición, se podía estudiar Francés, Ac. Nuestra Señora del Carmen especializada en Carrera militar,  Magisterio y telégrafos, la Militar particular, etc.   Las chicas sin embargo tenían mucho más limitada la oferta, aunque si hubo colegios de señoritas, además del ya citado de las Carmelitas existía el de la Inmaculada regido por Dolores Usich de Rocafull.

   En cuestiones de ocio “la movida” estaba n los jardines de Obispo Cesáreo, más exactamente en el lateral que ocupa la actual Avenida de Pontevedra, donde el Regio, Victoria y Unión, atraían a lo mas “chic” de la ciudad, aunque también proliferaban las Sociedades Recreativas, pero esas en aquellos tiempos al margen d las grandes fiestas puntuales (Candelas, Carnavales, Fin de Año, etc...) en el día a día eran más tranquilas y de tertulia que de juerga. Entre esos locales de ocio el conocido almacenista Estanislao Reverter, se hacía cargo del Hotel Barcelonesa (después Barcelona) pero por poco tiempo, lo suyo eran otros negocios.

  Estoy seguro de que si cito negocios de aquel año, muchos os sorprenderéis al ver que os suenan, y eso no es más que por la longevidad que los caracterizaba de aquellas, Almacenes Feijoo, Calzados Celsty, (después Celestino), Muebles Rodríguez, Relojería Portuguesa (Barbosa), fueron coetáneos de los dos que aun hoy subsisten, La Casa de Los Lentes, y el diario La Región (que en aquel 1918 marcaba un hito en la prensa regional sacando de imprenta 10000 ejemplares en un solo día). Otros negocios han caído en el olvido, como la fábrica de chocolates  Santiago Román, (en el bajo que hoy ocupa HyM), o la de Manuel Lamero que se encargaba de que los ourensanos pudientes tuvieran crucifijos y/o santos en las casas, o que las parroquias pudieran fomentar las capillas que pasaban de casa en casa, entrañable costumbre que aún persiste. Y como siempre tengo que terminar bruscamente, pero no sin citar que en aquel año Prado Lameiro sacaba su A Carón d’o lume, que el balneario de Molgas era uno de los destinos preferidos en verano para descansar y recuperar la salud, y que por unos motivos u otros  muchos eran los que cruzaban el charco buscando hacer las Américas, por lo que las navieras decoraban con anuncios toda la ciudad.

Arturo F. Magdalena y la directora de la Escuela Normal Leonor López Pardo,  posando con el personal y niños del Asilo auspiciado por el Obispo Illundain para alojar enfermos o hijos de familias que debido a la enfermedad no podían hacerse cargo de su cuidado. (Revista Vida Gallega 12-1918)