Otra nueva colaboración, y en esta ocasión de un amigo: Javier Torres del que me encantaría recibir mas trabajos; confieso que me gustaría poder hacer los míos con el detalle que el consigue, en mi descarga tengo la excusa de que yo me "obligo" a sacarlos con demasiada frecuencia, ya se que valoráis mas las imágenes que mis textos.....
Hoy Javier nos desvela como se gesto la primera plaza de toros de la ciudad, de la que mas imagenes tenemos gracias al maestro Pacheco, pero todas ellas eran del interior, Javier a conseguido recuperar la única conocida en que se puede ver la plaza por el exterior (circulo rojo) y de regalo la caseta que hacia funciones de Polvorin en la ciudad (cuadrado rojo).
La plaza de toros
de Mariñamansa
Existen precedentes
que desde el año 1874 se deseaba construir una plaza de toros en la ciudad,
dado que las únicas capitales de provincia que no tenían coso taurino eran Lugo
y Ourense, pero debido a la falta de apoyos, ésta empresa no fue factible hasta
que en el año 1906, por iniciativa del comerciante de ésta plaza D. Alfonso
Junquera, tras una reunión con comerciantes y gentes representativas de la
ciudad, solicita al ayuntamiento la construcción de una plaza de toros o “circo
taurino” en Mariñamansa; el día 26 de
mayo de ese mismo año siendo alcalde D. Celso Ferro, otro importante
comerciante Ourensano.
En diarios locales
como El Miño e incluso de otras ciudades, como en el Diario de Pontevedra, quedaron
recogidas las manifestaciones de la reunión que tuvo lugar poco antes de la
fecha señalada para tratar las fiestas del Corpus en la cual D. Alfonso
Junquera expone lo siguiente:
“Poseo
un estudio y los planos necesarios para la construcción de una plaza
provisional, y para llevar a la práctica este pensamiento, sólo necesito dos
socios que aporten un capital de 10.000 pesetas cada uno, o varios que reúnan
la suma de 20.000 pesetas que considero necesarias para completar el total del
importe completo. El tiempo urge, pero vengan esos dos socios o el capital citado,
y yo me encargo de que en las fiestas de Corpus del año actual, se inaugure en
Orense una plaza de toros”.
Las palabras del
empresario convencieron a muchos de los asistentes y en pocos días se reunió el
total del dinero, comprando 30 acciones el Liceo Recreo Orensano, presidido por
Juan Taboada, o personalidades de entonces como el presidente de la Cámara de
Comercio, D. Juan Fuentes, ....
El 29 de mayo el ayuntamiento concede el
permiso y sin apenas descanso, se nombra un Consejo de Administración y se
encomienda la dirección de las obras al arquitecto Sr. Gulías, argumentando
dicho consejo:
“La
plaza en un principio sería de ladrillo, pero si la edificación de la obra con
éstos elementos no permitiese dar una o dos más corridas en el próximo agosto,
se levantará provisionalmente una de madera”.
Finalmente como
apenas quedaban unos días para el inicio del Corpus, la plaza se hizo de
madera, encargándole a D. Secundino Couto Solla, industrial de Puente-Canedo,
la construcción de la misma dándole 30.000 pesetas y constituyendo una fianza
de 3.000 pesetas comprometiéndose a darla por terminada en los plazos
indicados. Las condiciones fueron las siguientes:
“La
superficie será por lo menos de 6.400 m2 y su forma aproximadamente circular de
80 por 80 metros. Deberá estar próxima a una carretera y tener a ella fácil
acceso. Su distancia al Gobierno Civil no excederá de dos kilómetros. No por
carencia de recursos, y sí por falta de tiempo para construirla de piedra o de
ladrillo, la plaza será de madera”.
Los toreros encargados para la inauguración o
“espadas” fueron Algabeño y Mazzantinito, los picadores “Salsoso” y “El Macho”,
“Mesenga” y “Pinche” junto a dos reservas. Los banderilleros “Perdigón”, “El
Zurdo”, “Bazán”, “Leal”, “Zurira” y “Pinturas” y los puntilleros “Zurdo” y
“Leal”. Por aquellas fechas se hospedaron en el Hotel Paris. Las crónicas de
los días 13 y 14 de sendas corridas quedaron recogidas en casi todos los
diarios gallegos de la época e incluso en diarios nacionales y especializados
en el arte del toreo. Las corridas comenzaron a las cinco de la tarde, con los
toros de la ganadería de de la viuda de López Navarro, de Colmenar Viejo y los
precios fueron de 100 pesetas los palcos con doce asientos a la sombra, de 75
pesetas nueve asientos a la sombra, de 55 pesetas los seis asientos a la
sombra, entre 10 y 6´50 pesetas en las barreras, entre 7 y 4´50 en las
contrabarreras, 5 pesetas en los tendidos, 3 pesetas al sol etc... Incluido el
impuesto de timbre a cargo del público.
Ante tal evento, la corrida de inauguración
tuvo mucha repercusión en lugares como Monforte de Lemos, dónde encargaron
hasta 85 localidades. El desplazamiento en aquella época era en ferrocarril y
en las fiestas más importantes de la ciudad como las del Corpus o eventos como
las corridas, la compañía de Ferrocarril de Monforte a Vigo, bajaba los precios
en las fechas señaladas, llamándolas popularmente “las baraturas”.
Historiadores de la
talla de Ben-Cho-Shey, describieron con pelos y señales tal y como fue la
corrida inaugural y la repercusión que ésta tuvo en la ciudad, y en los niños
de la época etc...En un estupendo artículo titulado “Inauguración da Praza de
Touros” dónde insertó el magnífico cartel anunciador.
La fiesta nacional, también contaba con sus
detractores por aquellas fechas, el
ingeniero Salvador Lucini Y Corcuera publica un artículo titulado “Lo que hacen de ti
en 1906 y lo que deberían hacer”, (diario El Regional de Lugo), dejando frases
como: “El mayor timbre de gloria, en mi concepto, de intelectualidad
modernista, hoy, lo pierde Orense, que en bien de su provincia lo conservó
Lugo” o criticando a la “Sociedad Artística” precursora de las fiestas de los
Carnavales, el Corpus y el germen de los toros en la ciudad.
La plaza continuó en Mariñamansa durante los
años siguientes, y era muy habitual que en los fríos inviernos, la gente de los
alrededores, iban despojando la plaza de su madera, normalmente de pino, para
el uso doméstico de entonces, y año tras año había que volverla a rehacer de
sus partes más dañadas. Pasada la época de toreo se usaba para innumerables
conciertos de música; tiempo después se levanto la cárcel provisional (mientras
duraban las obras en la de Progreso) y finalmente en sus terrenos se instaló el
famoso Hospitalillo, el cual hoy aún conserva parte de su edificio original
como dependencias del colegio, detrás de la Iglesia de San Pío X.
Años más tarde hubo otras plazas, desmontables, que mucha gente recuerda con cierto cariño, como la que montaban en el barrio del Couto, en la Lonia, en los Remedios, o aquel frustrado proyecto de la Carballeira que tanta expectación tuvo en los cincuenta por D. Manuel Feijóo, responsable del Circo Feijoo etc.. Pero la primera plaza oficial con cimientos y de más solera de todas las que la ciudad tuvo Ourense, inmortalizándola para siempre el maestro fotógrafo D. José Pacheco, fue la plaza de toros de Mariñamansa.
Años después hubo un intento de reconstrucción
en Mariñamansa pero aunque llegaron a comenzar las obras no cuajo, pese a los
esfuerzos del Sr. Penin, pero esa es otra historia.....