Avda. de Pontevedra 2,
Otto Bodmer (Pereira 2, dirección original)
(fotografía publicitaria autoría de Pedro Ferrer, A Coruña) |
Relojeros de Auria y otros inmigrados
Hoy nadie se extraña por encontrarse en Ourense con ciudadanos de otros países, colores, razas o religiones, pero no hace mucho tiempo era fácil identificarlos, dado que su número era muy escaso; probablemente hayan sido muchos más sobre todos los ciudadanos de la vecina Portugal, pero aunque hoy me voy a centrar en los que ejercieron la profesión de Relojeros, voy a recordaros a otros personajes que proporcionaron a nuestra Auria un cierto aire internacional:
Los habituales del blog por su profesión de fotógrafos, Patricio y Aquillis
Bocconi (Italia), los Pacheco (Portugal), y Schreck (Alemania), compartían "exotismo" con el
industrial Malingre Parmentier (Bélgica) el ingeniero Hentschell (Alemania), el matrimonio Dainow, (dentistas, como dato curioso, la que
tenía el titulo era Marie, siendo Volodia su ayudante, pocas mujeres Ourensanas
tenían titulación en aquellos tiempos) Marie Dicker y su esposo Volodia Dainow (Rusia), el llamativo (por la rareza del nombre) y también dentista?, Arménak, (aparece habitualmente como Armagnac) Cheriguian (Turco de Constantinopla), y para
terminar la lista de dentistas, citar al Dr. Auboin (Francia). De estos doctores podéis ampliar datos en el blog de David Simón, Diario de
un médico de Guardia.
Sin olvidar a los Barbagelatta padre e hijo,
dedicados a la exhibición cinematográfica y otras actividades relacionadas con
el espectáculo. Otro día les tocara a estos personajes y alguno más que queda
en el tintero, pero hoy como os decía vamos a conocer a los relojeros de Auria.
Hasta su fallecimiento en 1909 el relojero de la ciudad era Alfredo Delage, (su apellido no me suena a muy Ourensano y los entendidos en autos sabrán que coincide con una afamada marca de vehículos franceses (1905)), consta su trabajo desde mediados del siglo XIX (Aprox. 1860), en un local que tiene mucha historia, ya que tengo constancia de que alojó además de la Relojería de Delage, a la farmacia de don Pedro Sánchez Toca (en su ultima etapa), una tienda de muñecas de la que no recuerdo el nombre “...... Azul”, y en los últimos tiempos comercios de moda KND, etc., por si aun no lo ubicáis, es la esquina de la calle de la Paz con la plaza del Hierro. La viuda se traslado a la Plaza Mayor y allí continúo durante muchos años.
Sin embargo, por mis datos podría parecer que este “arte” estuvo reservado a extranjeros, al igual que otras profesiones como la de fotógrafo y dentista.
Cinco son los que tengo identificados, cuatro en la ciudad y
uno en la villa de Maceda; este último es Oscar Wiget (Suizo), quien
coincidió en el tiempo (desde finales del siglo XIX) con su compatriota Otto Bodmer, y que parece ser también coincidieron en el recuerdo a su tierra para
denominar su negocio, Relojería Suiza, la de Bodmer en la concurrida calle
Pereira (hoy avda. de Pontevedra), y la de
Wiget como ya dije, en Maceda. Los otros tres relojeros, serian los
portugueses, Barbosa, Relojería Portuguesa en la calle del Instituto (Lamas Carvajal), Narciso Da-Cunha, quien compartía bajo con don José Pacheco en la de aquellas Calle del
Alba 9, (hoy Alejandro Outeiriño). Da-Cunha dio
un giro a la empresa, y cambio relojes por bicicletas; ¿trabajando este otro
artículo, seguro que lo conocemos, no?.
A ellos tenemos que añadir al también
portugués, Antonio Florentino encargado del taller en la Casa de los Lentes (entre 1922 y 1927 hasta
que se instaló por su cuenta).
Lo habitual en aquellos años era que los
relojeros fueran realmente montadores, que recibían las maquinarias y cajas de
fabricantes en muchos casos Suizos y ellos terminaran el trabajo con esferas personalizadas,
agujas y en el caso de los de pared con cajas en ocasiones de bellísima factura
y complejidad. Lo más frecuente y de los que más se conservan, eran aquellos
“terroríficos” despertadores de campana (lo del terror, es por el ruido con el que
te sacaban de tu placentero sueño....), los de M.
Barbosa estaban casi en cada casa; los de bolsillo y muñeca eran quizás los más
escasos, pero aun así conozco alguno con la esfera de casa de los lentes, y
esta registrado que Bodmer patento un modelo que fabricaba con dos monedas de 5
francos Suizos en los que previa perforación de las monedas, incrustaba la
maquinaria. Aunque para mí los más
bellos y por fortuna aun conozco unos cuantos, son los de pared; que la
maquinaria era de altísima calidad lo prueban los más de 100 años que llevan
funcionando sin parar, (yo tengo uno de Don Odilo..), las cajas cierto es que en ocasiones son sencillas, pero también nos
encontramos con algún trabajo extraordinario de marquetería.