La Fuente de Obispo cesáreo
Ultimo Paseo
Es uno de mis temas preferidos, el del baile del mobiliario urbano e incluso de edificios, que alguno hemos tenido. Capilla de San Lázaro y de San Francisco por ejemplo; puente Codesal, etc, etc
Hoy retomo el caso de la fuente de Obispo Cesáreo, porque, en mis lecturas de prensa antigua han aparecido unas cuantas imágenes que ilustran el último de sus viajes. Con las cuales intentare zanjar, al menos en lo referente a esta joya pétrea, lo que fue su periplo hasta ocupar el lugar actual, donde luce con esplendor.
Todo comenzó en el siglo XVIII cuando en una de las reconstrucciones del Monasterio de Santa María la Real de Osera, se decidió adornar el Claustro del Palacio Abacial, hoy Claustro de los Pináculos con una fuente de un altísimo valor artístico; allí estuvo acompañando los rezos de los abades durante años, hasta que por la conocida como: ley del ministro Mendizábal 1836, que desamortizaba bienes eclesiásticos, quedó en situación de abandono. Pasaron 20 años en los que la piedra envejeció, por fortuna sin agresiones, hasta que los miembros de la comisión de monumentos Ourensana recomendaron su traslado y el de otras fuentes monacales para evitar su pérdida.
El concello a pesar de no estar boyante en lo económico decidió hacer el esfuerzo y en 1856 aprueba el traslado de varias fuentes a la ciudad; dos vinieron de Osera, y otras dos de San Esteban de Ribas de Sil. Las de Osera hoy están en el parque de San Lázaro y la que hoy nos ocupa, en los jardines del Obispo Cesáreo. (no voy a entrar hoy en mas aclaraciones).
Al llegar nuestra fuente a la ciudad, su belleza y porte aconsejaban ubicarla en lugar principal, y por ello se escoge la llamada plaza de la constitución, hoy Plaza Mayor para instalarla. Ahora sabemos que llegó a montarse allí, a pesar de la incómoda, que, para esos temas, resulta la original inclinación de nuestra plaza, pero… Incluso, cuenta la leyenda que en las fiestas de la ciudad de aquel año 1857 o 58 se adaptó la instalación para que, en lugar de agua, de sus caños brotara vino. Parece ser que esto no fue visto con buenos ojos por gran parte de la población, y entre la inclinación y el tema del vino, se decidió desmontarla de nuevo, y cambiarla de lugar. Erróneamente, muchos pensamos que de manera inmediata se trasladó a su segunda ubicación; hasta que por casualidad leo en el Álbum Literario de 1890, que: “ha estado arrinconada durante muchos años por incuria de nuestros munícipes”.
En 1890 el concejal Saturnino Blanco Paradelo, vocal de la comisión de arbolado, viendo el peligro que corrían las piezas de la fuente que permanecían desmontadas, se encarga de reconstruirla en la zona del Bosque en el jardín del Posío. Para ello obtuvo el beneplácito del alcalde Feliciano Pérez Bobo, y la consiguiente financiación precisa para abonar las facturas que el arquitecto municipal presentó, por un importe de 545,50 pts., en tres facturas que incluían la colocación y puesta en funcionamiento de la fuente y adecentamiento de la zona.
Febrero de 1970
trabajos para desmontar la fuente.
Fue entorno al año 1968, que en el ayuntamiento se plantearon varios cambios en la ciudad que afectaban a zonas principales; el primero era el controvertido traslado de la estatua de Concepción Arenal, que abría la puerta a otros cambios o movimientos. Uno eran la modificación de nombre de plazas; la que recibía la estatua, se pensaba en Plaza de la Justicia, o de doña Concepción… como al final se llamó, (anteriormente no existió ninguna plaza con ese nombre), eso para muchos “despistados” dejaba hueco a llamarle Plaza de Galicia a la que abandonaba Doña Concha, pero eso supondría cambiar el nombre a la plaza de Obispo Cesáreo que era el oficial. El Obispo, tenía sus detractores por el affaire de Curros Enríquez, con su libro Aires da miña Terra, pero también, tenía sus seguidores debido a sus obras y labores. Impulsó el seminario construyendo el edificio que ocupó en esta misma alameda; facilitó la instalación en la ciudad de Las Carmelitas, etc.
Junto a los cambios de nombre, se barajaban mudanzas de fuentes; una de las ideas era subir de la alameda, la fuente luminosa, y otra la de darle esa preminente ubicación a la del Posío; esté fue el cambio realizado, en febrero de 1970.
El tiempo discurre demasiado rápido y los 80 años que la fuente estuvo en el jardín no tardaron en borrarse de las mentes de muchos ourensanos, quizás descubrir que en obispo Cesáreo con la nueva base se veía más alta y estilizada facilitó ese olvido, o tal vez las discusiones enfrentadas por el traslado de doña Concepción, dejaran en segundo plano esta mudanza. Personalmente y porque la recuerdo de siempre en esta ubicación, no la imagino en otro lugar; y lo que nadie duda es que se trata de una bellísima obra de cantería que alegra con sus “trinos acuáticos” los juegos de niños, arrumacos de parejas y charlas de personas mayores que de todo hay en esa céntrica plaza. ¿Qué en el bosque del Posío encajaría otra fuente? Pues seguramente, y si es posible y algún día hay presupuesto para ello, ¿Por qué no?...
Las piezas a la
espera de su montaje en la plaza de Obispo Cesáreo.
(La Región 1970)