A riesgo de equivocarme, creo que este es uno de los lugares de la ciudad que más enamoramientos ha vivido. Nuestro Liceo
Por Amor
De sobra sabéis
que no soy amigo de los días de.... pero en mis lecturas de viejos papeles
encuentro con frecuencia datos que no sé en qué momento os puede interesar
conocer, y quizás sea esta una excusa para hacerlo.
Hoy 14 de febrero
dicen que es el día de los enamorados y de ese tema hay muchas y variadas
noticias, aunque me llama la atención que la gran mayoría hablan más de muerte
que de amor. Me gustaría hablar de
noticias que resaltaran la galantería y buen gusto que frecuentemente
“gastaban” nuestros mayores; del estilo de este comentario que sitúan en el
patio de nuestro Liceo: Una señora encantadora pero de avanzada edad tenia
enamorado a un caballero, un amigo queriendo importunar, en una ocasión le
pregunto ¿confiese usted que fulanita tiene ya arrugas en la cara?, la
respuesta fue concisa: No lo crea usted. A lo sumo será una sonrisa que se le
habrá quedado en el cutis. O aquella otra (dudo si es divertida o cruel) que
nos habla de un sastre de la ciudad metido siempre en todos los saraos, al que
sus amigos le devolvían bromas pesadas con pesadillas en forma de broma. Un día
después de una noche épica, en la que el protagonista llego a perder el sentido
por el abuso de “libaciones”, sus “amigos” lo depositaron en su dormitorio de
soltero en compañía de una bella meretriz, dándole a esta instrucciones de
hacerse pasar por su esposa recién casada. Cuentan que no se sabe si la broma coló,
pero al buen sastre no se le vio en una buena temporada, y aun hay quien se
pregunta quien pago la factura a la señorita, al tiempo que otros indagan si al
final hubo boda. ¡Cosas de este nuestro Ourense!
Aunque por
desgracia cuando se trata de amor en los periódicos como decía al principio es
mas en la sección de sucesos que en la sociedad. Sirvan de ejemplo estos casos:
En febrero de 1889 la ciudad se conmociono al
leer la noticia del suicidio de un joven francés en la villa de Ribadavia. La
historia era de enamoramiento sin duda pero... Un joven francés empleado de una
prestigiosa firma parisina, recibió el encargo de acompañar a una bellísima
joven que quería dedicarse al diseño de moda, para ello su padre prestigioso
comerciante en Madrid había concertado su formación con la empresa. El caso fue
que en los pocos días que se tardo en hacer los preparativos el joven, se
olvido de que estaba casado, que tenía una reputación y un buen empleo, y se
enamoro de la joven, que le correspondió. Así fue que al comenzar viaje en
lugar de Paris tomaron dirección Ourense que no las de Villadiego; ya en la
ciudad la belleza de la joven llamaba la atención en el Paseo y sus educados
modales y habilidad para la venta convirtieron el hotel donde exponían el
muestrario en un continuo transito Ourensanas. El caso es que no tardaron en
ser descubiertos por el padre de la chica, la mujer del chico y el jefe de
este. El joven abrumado por tantas amenazas y dándose cuenta de su
responsabilidad se desplazo a Ribadavia y allí se descerrajo un tiro en la
sien.
No voy a contaros
de nuevo la historia de la “Pobre Asunción”, pero sin duda comenzó como una
historia de amor. Fue el viernes santo de 1891. En 1903 sucedió por el mismo
motivo otro de estos siniestros, en esta ocasión fue todo muy relacionado con
el mundo de la fotografía; el Joven Julián Garita hijo del fotógrafo Pablo
Garita, estaba residiendo en la vivienda estudio del también fotógrafo José
Gil, cuando decidió quitarse la vida, la causa: no contar con el beneplácito
paterno para mantener relación con una joven. Y por ultimo (que podría
continuar), ¿no sé si recordáis el crimen del bar Albino?, ¡Si! aquel en que un
caballero recluido por un tiempo en prisión, se obceco pensando que una joven
que conocía era su enamorada, está realmente era una joven de vida alegre; el
caso es que cuando el hombre salió de prisión fue directamente buscar a su
amada. Esta solía estar en el Albino, un bar del que hoy solo queda el local,
allá en la calle de Lepanto al lado mismo del Museo Municipal. Allí la
encontró, pero en compañía de un cliente de tal manera que se le cruzo el cable
corrió a su casa y cogió una escopeta con la que se persono en el bar matando a
la joven. ¡Todo por amor!