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viernes, 1 de abril de 2022

Los "Gorriones", vendedores de prensa

Caneco uno de los últimos Gorriones

Los Gorriones.

 (Venta de prensa en la calle)

   Probablemente fuera demasiado optimista, (incluso injusto), llamar oficio al que hoy visita Ourense no tempo. Se trataba de personas de todas las edades, aunque mayoritariamente fueran niños, golfillos, los que se conocían como Gorriones o “canillitas”; a los de más edad se les llamaba vendedores de prensa.

    Aunque hubo quien lo convirtió en oficio de por vida (si podían abrían un kiosco), lo normal era que niños de todas las edades se buscaran así la vida, y cuando digo todas las edades es porque desgraciadamente era así, niños de 8 o 9 años, competían con los ya chicos de 16, en la venta callejera.  Aunque hoy solo tratare este “oficio” que ocupaba a los mas jóvenes, ya os adelanto que las opciones eran de lo más variado, y aunque ninguna les permitía salir de pobres, al menos comían; demandaderos, vendedores de churros, limonada, cigarreras, eran otros de los que voceaban su producto por las calles, frecuentemente en competencia con panaderas y lecheras.

  Intentos de reglamentación aparte,  no era necesario nada para dedicarse a la venta de prensa, por eso los candidatos podían tener esas edades. Bueno, si acaso al comenzar en el oficio ganarse la confianza del distribuidor local que le fiara algunos ejemplares hasta que...  aunque había otros métodos de llegar a tener un pequeño respaldo económico que les diera entrada a ese mundillo, el más frecuente era el de hacer recados a los caballeros que “ocupados” en otras cuestiones los reclamaban para los más variopintos encargos, también en época de elecciones podían vocear los nombres de los candidatos de los partidos a cambio de una propina (detalle curioso es que justo en las celebres elecciones de febrero del 36 se prohibió ese tipo de “propaganda electoral”, así los guardias mientras perseguían a los niños no vigilaban el recuento...), y a partir de la irrupción de los cines, el reparto de programas de mano por las calles era otra opción. Aunque no lo voy a ocultar, en muchos casos la mendicidad y el pequeño hurto eran el primer paso.

Celso Gabarri Montoya “Kubala” (Foto Pacheco)

  Los intentos de regulación de este “oficio”, aunque continuos fueron siempre vanos; durante unos pocos días en que los guardias estaban pendientes, se cumplían las normas, pero...  También es cierto que la mayor preocupación no era por el bienestar de los Gorriones, sino que la reglamentación y prohibiciones solían incidir más en las molestias que sus voces producían y la veracidad de las noticias cantadas.

  Se conoce su existencia desde el último cuarto del S. XIX y las primeras normas nos llevan aprox. al 1887. De su lectura se deduce que quien legislaba, no sabía que estaba haciendo; opinad vosotros.

.-Prohibición total de ejercer a los menores de 10 años

.-Entre 10 y 14 pueden hacerlo si:

1º Solicitan permiso por escrito  autorizados por sus padres.

 2º presentan un escrito de su maestro que certifique que asiste a la escuela o que sabe leer y escribir.

 3º Certificado médico

 4º De ser autorizados deberán ejercer vestidos perfectamente protegidos por las inclemencias del tiempo.

Teniendo en cuenta que la inmensa mayoría eran niños procedentes de orfanatos o familias muy pobres, Como poco en esas normas faltan ayudas para poder cumplirlas... hubo quien pretendió, obligarlos a incluirse en un listado y cobrarles.
Año de 1934 Gorriones de la prensa (foto El Pueblo Gallego)

   En Ourense encuentro en el año 1907 un bando del Gobernador Sr. Buena Esperanza, que limita las voces anunciando el Diario a la sola mención de la cabecera.  Era costumbre que el vendedor con ánimo de captar la atención, adulterara la noticia o incluso se la inventara, (hay cosas que llevan toda la vida haciéndose...).  Aunque por mis datos no eran los niños quienes empleaban esa técnica, esa más bien era de los mayores, (para la posteridad quedo el apodo de “Paten” o “Peteta”, con fama de mal encarado y fanfarrón, que mas que vender amedrentaba a los viandantes). Los Gorriones recorrían la ciudad cargados con un buen número de ejemplares, los afortunados usaban una vieja cartera de cuero, pero la mayoría... su técnica era más  la de ser simpático y agradable, lo que les solía proporcionar buenas propinas adicionales. Tenían sus lugares preferidos, y lógicamente coincidían con las aglomeraciones, la estación del tren en las horas de llegada de los trenes de largo recorrido era el mejor, pero la acera del hotel Roma era también buena opción para vocear “El Miño”, o el “Eco de Orense”, a partir del 1910 “La Región” y desde 1921 “La Zarpa”.  Desconozco en qué momento, pero probablemente a partir de los años 30, que empezaron a surgir asociaciones de vendedores de prensa, los Diarios, comenzaron a tener a sus propios vendedores, y si bien no era que les hicieran contratos, si que les daba a los niños una gran seguridad, al tiempo que como todo lo que se hace de manera organizada permitía otras ventajas, como por ejemplo el que los propietarios de los cines los emplearan para repartir los programas de mano los fines de semana. O en el campo Loña se les dejara entrar para ofrecer almohadillas al público.

  Fueron un número ingente de chiquillos los que encontraron en esta ocupación un alivio a sus penurias y en muchos casos a las de toda la familia, pero no es fácil recuperar sus identidades, un poco más sencillo, es conocer los alias: En Santiago era el “Catro Pallas”, El “Canturria” en A Coruña, el “Barquillero” o el “Quico” en Pontevedra y en Ourense “Kubala” y quien me a inspirado para escribir este artículo,  el pequeño de tamaño pero gran persona que fue Caneco.