Fusión de una foto del Archivo Comunidad de Madrid fondo Müller años 40-50, con una litografía de Salvador Aspiazu circa 1915.
La Magdalena. “Praza da verdura”
Leo a Ferro Couselo y me recuerda
que es muy probable que el origen de esta plaza, pasara por ser claustro,
escenario de paseos monásticos. No soy capaz de imaginar cómo podía cumplir su
entorno, con ese papel pero desde luego el centro si que lo imagino, rodeado de
arcos. Cierto es que muchas casas que hoy sabemos particulares o albergando
negocios, tendrían que haber sido celdas o salas de retiro, pero yo no lo veo. Incluso
sabiendo que en la esquina estaba la capilla que daba nombre a la plaza hasta
el XVIII??, me cuesta imaginarla. En más
de una ocasión preguntando a quien sabe, me hablan de un pequeño oratorio, del
que se retiró todo lo relativo a la liturgia y enterramientos y se dedicó al
servicio de la cofradía de los “Brancos”, carniceros y después casa de
vecindad, finalmente en los años setenta del siglo pasado desapareció para dar
paso a otro edificio…
Siguiendo
con la lectura de Ferro, nos recuerda el pasado de “Sección de frutas y
verduras” en lo que era el antiguo mercado de la ciudad. Y aunque me gustaría
olvidar este apartado, no se puede esconder que anteriormente cumplió funciones
de cementerio, El Obispo Ederonio, fundó cabe la iglesia un cementerio para los
pobres, aún hoy se pueden ver las lápidas recuperadas en la última
remodelación (1983)
El 9 de mayo del 1834,
se inauguraba el cementerio de San Francisco, y al día siguiente se daba orden
de cerrar los que hasta ahora daban servicio a la ciudad, el de la Trinidad el
de la Plazuela de la Magdalena y el del hospital de San Roque.
Personalmente preferiría
investigar la existencia de secretos pasadizos que permitieran el transitó
entre el templo dedicado a San Martín de Tours, (que muy probablemente
existiera, en tiempos de los suevos, en el solar de la actual catedral), y la
antigua de Santa María la madre. Y ya puestos a pedir, me encantaría pasear por
la “esperada” Claustra nova que precisamente vendría a sustituir al claustro de
la Magdalena… me contentaré con visitar el Museo catedralicio. Y hoy dedicar
este espacio a recordar escenas y vecinos de la plaza.
En mi archivo fotográfico, es más
fácil encontrar imágenes de mercado en el espacio que formaban las tres plazas
casi unidas, Trigo, Magdalena y Damas, que en la Mayor. La probable causa, sea
que entre ellas y su entorno fueran las que más servicio daban, aves, caza y carne
en general, legumbres verduras y tubérculos se vendían en la Magdalena, el
nombre de Plaza de la verdura se quedaba corto de hecho.
En algún momento hubo en la plaza
mas tablajerías que en la propia rúa dos Brancos (Hernán Cortés). Al menos desde 1895 sabemos de varias, Florián Baltar, Ramón Quindós,… que se dedicaban a la venta de “Carne Vieja”,
aunque las hubo especializadas en carne salada, y la especialidad en época de
fiestas era la carne de toro… el local que me consta “ejerció” más tiempo la
profesión es el del número 8, (hoy una tapería), en 1930 se abría la “famosa” de:
La VASALLA. Al ocupar esos negocios los únicos locales
posibles, el resto de mercancías se despachaban en el centro de la plaza, al
descubierto, hasta que el ayuntamiento en algún momento decidió dotar a esta y
la de la Leña al menos, de una estructura techada que unos llamaban “porche”, y
los más “alpendre”, que cubriera de las inclemencias del tiempo a vendedores y
público, pero no debía de ser gran cosa, ya que consta que estaba siempre
necesitada de reparaciones. También se
la dotó de unos urinarios públicos (1931), pero no debió de ser buena idea, y
desaparecieron…
Al margen del mercado, o tal vez
debido a ser polo de atracción, en 1922 se instaló en ella el Juzgado de
primera instancia (provisionalmente en el número 7 “accesorio”, y en la actual
CEO???)
En 1956 Prieto
Nespereira pide al concejal Sás Murias que rescate el viejo crucero, y Alejandro
Veiras pone todo su empeño en hacerlo. Foto 1960 Augusto Pacheco
Termino con unas noticias breves de la plaza y sus vecinos, que quizás os provoquen una risa, o tal vez un grato recuerdo…
Cuenta el Dean Bedoya que en el
primer tercio del XIX, se proyectó una fuente que iría en la plaza para honra del
cardenal Quevedo, el fallecimiento de su promotor José Fernández Varela, lo
imposibilito, pero si nadie los ha extraviado, los planos de esa fuente se
custodiaban en el archivo municipal.
Creo recordar que ya os lo conté
en otra ocasión, hablando de un balcón de la plaza mayor, ¿sabéis donde se
instalaban los retretes de las viviendas “de lujo”???. Pues siempre que se podía en habitáculos que
daban a patios de luces o similares, pero en ocasiones…… En el numero 4 o 5?
accesorio, se instalaba un “retrete balconero” en 1899, con las protestas de
todo el vecindario, no tanto por la desagradable visión que generaría, si no
por los “regalos que florecerían en la calle” …
El bullicio del mercado, era
terreno propicio para los raterillos, y según cuenta la prensa, “eran finos”,
para evitar enfrentamientos, siempre que podían sus hurtos se hacían por el
delicado método de cortar la faltriquera de las víctimas.
Flaco favor le hizo la prensa al
de aquellas, niño (1933) Amado I. al informar que por un desgraciado accidente doméstico
se le rompió el frenillo del pene.
De manera acertada en varias
ocasiones la plaza fue el escenario elegido para que durante las fiestas de la
ciudad la coral de Ruada unas veces y el Orfeón (los dos en el 76) regalaran
con su arte a los aficionados a la buena música. Y como no!!!. El chacolín también
actuó en la plaza
El empresario de la plaza que
muchos aun recordamos ya no por su amabilidad, sino por lo original de su
empresa era Felisindo Arcas Barje “Arquiñas”,
el mantuvo abierto en la plaza muchos años un “Hospital de muñecas”.
Otros ilustres empresarios fueron
Antonio Legrand, lo suyo era un taller de orfebre. El señor Malleira con su
imprenta y taller de encuadernación y durante unos años las señoritas de
Moreno, vendían en el bajo de su casa, (esquina a las escaleras del olvido) el
vino de sus fincas, al detalle…
Y finalizo con un recuerdo a una entrañable vecina, Dorinda González
(80 años), que a finales de los 60 en la puerta del 7 seguía hilando lana con
el uso y la rueca
Por si al obrar en la zona aparecen restos, os recuerdo que en
el siglo XVII (1676), se amplió la zona de enterramientos hasta la calle san
Pedro. Una terrible peste asolaba la provincia…
Otro día os contaré la afición que durante un tiempo hubo de
jugar al frontón en la pared de la iglesia, o de los espectáculos que en las
noches daban las parejas de enamorados, que en ocasiones salían “jaleados” por
los vecinos. ¡¡¡O casi mejor eso no lo cuento!!!!