Espero que el relato se
aproxime lo máximo posible a la realidad, pero a pesar de mis esfuerzos por
contrastar datos, es más que posible que haya cometido errores. Pido disculpas
pero espero que entendáis lo complejo que es recuperar esta información.
El 4 de
octubre de 1911 la prensa local daba la importante noticia de que un Vecino de Ourense
estrenaba coche...
Realmente la noticia decía así:
Nuestro convecino Don Francisco Villanueva ha recibido un Humber 20-28 con carrocería Landaulet muy elegante y artística. Ha venido a entregarlo el propio representante Don Alfredo Novoa, de Vigo.
Eso era el
final de una aventura, que era lo que sin duda suponía en aquellos tiempos
conseguir un vehículo. A un importante desembolso había que unirle altas dosis
de paciencia, y aún más altas dosis de fortuna. Ahora que lo
pienso!!!!. O mucho me equivoco, o poco más o menos, lo que pasa hoy.
Solo una
pregunta a los que saben de esto. ¿Qué coche se aconseja comprar hoy?. ¿Eléctrico,
Hibrido, Hibrido enchufable, Gasolina, Gasoil, Gas???. Yo no lo sé
y no consigo averiguarlo. ¿Entendéis por dónde va el asunto de necesitar
suerte???. Después está el tema de que el modelo elegido, y su configuración
personalizada, es probable que si no estás dispuesto a ser flexible, suponga
una larga espera, de tres a seis meses. Como os decía se necesita paciencia. Y
con respecto a lo del desembolso ya no os digo nada. ¡Y que todo venga bien!..
Ya me fui
del tema, PERDÓN.
Volvamos al vehículo del señor Villanueva. Sin duda a muchos os sonara el nombre, ya que Don Francisco Villanueva Lombardero fue en varias ocasiones alcalde de la ciudad, y conocido hombre de negocios. (Cualquier día le dedicare un artículo como reconocimiento por su trabajo y generosidad en pro de la ciudad). Hoy el protagonista es, el que creo fue su primer vehículo, con el que me atrevo a "especular", diciendo que su compra fue un cúmulo de "intenciones". Por un lado sería un auto-regalo por su 50 cumpleaños, y por otro una forma de relajar el ambiente y cambiar en la ciudadanía el tema de conversación. El país no estaba en su mejor momento y el vecino Portugal, amenazaba conflicto.
Con ese panorama en la ciudad en 1911
únicamente se matriculaban tres vehículos, este por las fechas diría que es
el OR-25 y si no me equivoco los otros dos fueron
autocares destinados a la apertura de nuevas líneas provinciales.
Villanueva
por su actividad empresarial tenía necesidad de trasladarse con frecuencia por
la provincia e incluso fuera de ella; el uso de sus carruajes de caballos y el
tener conductores se lo hacían cómodo, pero sus amistades cada día estaban más pesadas
alabando las virtudes de sus vehículos. Angelita Varela, ya había estrenado su
tercer auto, y los París iban por el segundo, cierto es que ya habían tenido algún
susto, pero aun así se reafirmaban en la comodidad de estos vehículos. Lo “peor”,
que su amigo José Zarauza tenía el OR-3 y se lo recomendaba frecuentemente. El empujón
definitivo fue poder apreciar personalmente la comodidad de estos vehículos en
desplazamientos largos. Fue en junio del 1910 cuando en compañía de Isidoro
Temes y otros ourensanos fueron a repartir la ayuda recibida de los ourensanos
de América para paliar el desastre que en diciembre se había producido en la
Ermitas. Iban ese día con el tercer vehículo
de los Temes, ya que casualmente el anterior sufrió un accidente cuando en
diciembre acudían en auxilio de esas mismas víctimas.
Supongo que
por su 50 cumpleaños decidió don Francisco darse un capricho, y en su siguiente
visita a Vigo se citó con sus amigos los Massó quienes en aquel momento
representaban a la marca británica Humber, y a ellos pidió consejo. Salía al
mercado en ese momento el fantástico Roadster, y se le suponía un alto nivel
mecánico, pero desde luego el básico de dos plazas no podía ser. Finalmente se
decidió que sería un landaulet pensando en que lo llevaría un “chauffer” y
tendría doble capota “Doublé Faettón”, (como podéis ver en este tema como en
muchos otros los extranjerismos daban otro nivel…) al menos podría cubrirlo en
una emergencia con la capota de lona. También habría que recordar que en aquellos
momentos, la mayoría de viajes dependían mucho del tiempo.
La sorpresa desagradable
fue cuando después de configurado el modelo, se le avisa a las pocas semanas de
que su vehículo estará listo para entregar a finales del año siguiente… el
coste ascendería a 15.000 pesetas. (antes de que lo preguntéis, según mis
cálculos estaríamos hablando de cerca de 70.000 Euros de hoy). A pesar del disgusto
por la tardanza, el señor Villanueva, hace el pedido….
Durante la
espera, se produce un cambio en la concesión de Humber Galicia-Asturias y Julio
Barreras Massó, ocupado en los muchos negocios familiares decide cedérsela a
Alfredo Novóa quien abre la exposición en Colon 24. Y con tal motivo consigue
un adelanto en los envíos. Es así como el 25 de septiembre de 1911 a bordo del
vapor Paulina y procedente de Inglaterra llega a Vigo el auto, acompañado de uno
muy similar encargado por el doctor Baltar de Santiago de Compostela.