Páginas

viernes, 14 de abril de 2023

La Plaza del Trigo, Sus gentes, su fuente

 

Fotógrafo Francesc Parés y Bartra colección personal del autor.

La plaza del Trigo

sus gentes y su fuente


No es fácil resumir la historia de una plaza como la del Trigo, testigo de infinitas vivencias Ourensanas. Y ese es el motivo de que, con unos años de distancia, y nuevos datos retome la historia de esta recoleta plaza. Los “bailes” de la fuente al descubierto

  Su ubicación entre Santa María La Madre, y la catedral de San Martiño sin olvidar la presencia de la capilla de la Magdalena, la convirtieron en atractivo lugar para vivir y…, familias como los Temes, los Taboada, los Saco, los Valencia, y personajes como Rey Soto , el impresor Vasco Diaz Tanco, o dos de mis mejores informantes, el añorado Luis Vila y mi amiga María Lourdes… disfrutaron la protección de sus amplios soportales, tanto los días de lluvia como los del tórrido calor de esta nuestra Auria. Eso junto el paso habitual de clérigos, devotos y penitentes, atrajo secciones del mercado local en aquella época que como ya os he contado en otras ocasiones se asentaba en calles y plazas dando en no pocas ocasiones nombre a la zona, del Trigo por razones obvias, los soportales eran reino de cordeleras que no perdían el tiempo y elaboraban sus productos a la vista del público, vendedoras de paño y velas,   las escaleras de la fuente desde que nacieron, acogieron a mantequeras, vendedoras de huevos y gallinas. La pared del patín de la catedral servía de apoyo al negocio de la señora Rosareira, de aquellas vender estampitas de santos, novenarios, rosarios y escapularios daba para mantener una familia.  Otro negocio floreciente era el de zapatero remendón, o mas bien el de reparador de zuecos y otros calzados con suela de madera también llamados “claveiros”; de este oficio que se disponía en pequeños locales, e incluso portales, se recuerdan cuatro personajes, (recordados por el doctor, Juan Manuel Amor de su niñez): el Picha Gris, virtuoso del acordeón, se hizo  famoso por su beligerancia durante la quiebra de la banca Romero, él y Ramona su señora,  cantaban unas coplillas censurando con dureza a los Romero. Eran los otros tres, el señor Carballo, el Mona y el Borrachina.  Y ya, pero bien asentados con sus locales y personal, la carbonería de Valencia en el 2, (después de González), la tienda de ultramarinos en el 5…. peluquería y antigüedades Bouzo en el 4, un encuadernador en el 9, una tablajería (carnicería)…

La parte cultural corría a cargo del Circulo Tradicionalista (Carlistas y juventud Jaimista) que tuvo su sede en el número 3 desde prácticamente su creación a finales del siglo XIX hasta circa el 36 (desde el 16 ya no ocupaba todo el edificio), proporcionaba a los vecinos sesiones de Teatro, baile y música, además de frecuentes conferencias de personajes de relieve a nivel nacional, y si bien se pedía ser socio, muchos vecinos accedían por invitación. No me atrevo a dar una ubicación exacta, pero desde luego tenia que ser una casa amplia, (¿la de los Temes?, ¿hoy hogar del Transeúnte?), en las fiestas se hablaba de mas de cien personas …, además de albergar actos festivos y culturales, tenían espacio para elaborar su propio semanario: El Radical (desde 25 julio 1910 hasta sps, finales 1913) y ofrecer clases nocturnas para socios y familia. Ese edificio alojo también al Orfeón Unión, aunque fue un breve periodo, tras el que dio paso a la Cooperativa de funcionarios.

La sustituta hasta 1964 y el TROZO en el campo de la feria desde 1928

 El elemento principal de la plaza es su fuente, no es que sea la mas bella de las posibles, pero en su momento fue imprescindible para el desarrollo de la zona,  si acaso, tuvo épocas en que el vecindario lo pasaba mal, debido a la escasez de agua que brotaba de su caño, y aunque el señor alcalde tenía buena disposición para dar solución esta no llegaba, la culpa era la pertinaz sequía, algunos problemas también había con la conducción de aguas desde Montealegre, pero… vayamos por orden. Fue en el siglo XV cuando se comenzó a tomar en serio dar servicio de agua a la ciudad, las escasas fuentes existentes fruto de surgencias (Fontaiña (Cervantes), Dos Cabaleiros (Arcedianos) Del Obispo, después llamada del Rey (Cruz roja)), junto con las Burgas, no eran solución, con lo cual se hacía necesario acudir a arroyos y manantiales; era esa una tarea incomoda  además de interminable, nunca era suficiente… es así como desde lo alto de Montealegre se proyectaron conducciones del imprescindible líquido. La primera fue la que surtió a la fuente de los Coiros (Plaza de San Marcial), no solucionaba el problema, pero al menos lo paliaba, hubo que esperar hasta 1828 para que el concello planteara la construcción de la que seria Fonte Nova. La procedencia del agua garantizaba su pureza, y durante muchos años fue considerada la de mas calidad de la ciudad, aunque por desgracia entre la que se perdía en la traída y la habitual sequía, eran muchas las ocasiones en que sus caños “no cantaban” …


Se lamentaba Risco y no ocultaba su enfado por el atentado que en 1922 se llevo a cabo desde el Concello al ordenar quitar la fuente, (aunque su enfado creció aun mas, al enterarse de que también se pretendía mover la de la plaza del Hierro, esa tan famosa que procedente de San Esteban, muchos colocaban en otro monasterio que no cito para no dar pie a perseverar en el error…) El caso es que solo se quitó una parte de la fuente, dejando el pie en su sitio (no sé si con servicio o no…), con una especie de cántaro o urna fúnebre encima. La otra pieza, no sé muy bien porque ese lapso temporal, figura como montada en el campo de la feria (zona de los Remedios) hacia 1928. Las quejas de don Vicente debieron cuajar en la ciudadanía ya que años después de nuevo se propuso su cambio por cuestiones estéticas. (1960), al final según mis datos el ultimo meneo de la fuente se produjo en el 64 y al tiempo se doto a la zona de unas artísticas farolas de estilo antiguo que tuvieron mucho éxito y el empedrado que aun hoy conserva. 

Cuentan las Crónicas Aurienses, que en tiempos del Rey suevo Carriarico hacia el 555, el que en nuestra ciudad se convirtió al cristianismo tras la curación de su hijo; que en la catedral que el mismo mando construir.

 En el patín que da al Trigo, existía una parra cargada de apetitosas uvas, a las que el rey bautizo como “uvas de San Martin” dando órdenes de que nadie las tocase. Un día el bufón desoyendo al Rey se atrevió a coger un racimo y al instante cayósele la mano.

El Rey conmovido por el dolor de su siervo, se postro y rogo al Santo el perdón para su bufón, y le fue concedido.  (sps. Crónica de Gregorio de Tours)